martes, 22 de mayo de 2007

El síndrome de Verlaine

Escribo para no caer bajo el síndrome de mi querido Verlaine: “Il pleure dans mon coeur comme il pleut sur la ville..”, llora en mi corazón como llueve sobre la ciudad... Sólo escribiendo me omito, y anulo con ello a la lluvia que me viste, escribo a otro oído, hacia otro lado, para que haga algún bien a una vida, porque es un ejercicio conveniente cuando no me leo. Y mi mano no es triste, es tranquila. Por eso cuelgo en los ángulos de mis codos palabras como péndulos que no requieren respuesta, por eso busco que las palabras se sucedan lentas de esos codos a estas manos como agua fresca que cae en un sueño y cura, porque sólo así me afirmo y me sostengo, y porque de este modo la luz de mi lenguaje cae en otra vida y ello me cubre como una música leve. Además, así no temo al próximo invierno que subiría por mí como la enamorada del viento, como decía Pizarnik, y mientras, yo espero y espero a que mi lenguaje vuelva a configurarme. …Y en estos días en que el vientro arrastra tantas nubes y la lluvia llueve sola, yo me ocultaré en el lenguaje, en mi voz o en mis voces. Aunque a veces es inevitable amanecer con los puños cerrados como si la tristeza de un cielo gris ceniza no fuera más que un silencio que persiste.

No hay comentarios: