lunes, 28 de mayo de 2007

El último ángel


Sábado 26 de mayo, 11.30 h
Espectáculo Ghetto 13/26. "El último ángel"
Festival Internacional de Teatro de Calle de Valladolid.
Sí, ya lo estableció Einstein, "El tiempo junto a otros elementos lo relativiza todo". Todo menos que un público descarado saliera por una puerta en plena función y ante los ojos del objetivo de un cámara que grababa el espectáculo en ese punto. Una puerta que formaba casi parte del escenario, un escenario nada apropiado, con la mitad de asientos prometidos, y con el agravante de que el colectivo exigió unas gradas para facilitar la visibilidad de este espectáculo, condición, repito, indispensable. En cuanto a los técnicos de sonido, qué decir, aparecieron y lo sé de buena mano, tan sólo un par de horas antes de la función, y con sonidos desajustados dieron el ok al espectáculo. En fin, que si Einstein hubiera puesto sobre la mesa estos tres elementos, "público, sonido y visibilidad", tres propuestas nada artísticas, se hubiera dado cuenta de que el resultado es una mera aunque determinante consecuencia. Yo tuve oportunidad de ver el espectáculo de Ghetto 13/26 "El último ángel" en dos ocasiones. La primera de ellas fue en el Festival de Escena Abierta de Burgos, donde el espacio, las condiciones técnicas y el público eran óptimos, como siempre habría de ser en estos festivales. La segunda vez lo vi en la Sala Ambigú, donde estos mismos elementos se aunaban a favor del arte y la propuesta. Pero esta vez, fue diferente, diferente en tan sólo tres puntos que con anterioridad ya he definido: las condiciones técnicas, el espacio y en el público, tres propuestas de lo más inoportunas. A la actriz se le debería de haber roto la voz desparramándose por aquello que algunos llamaban escenario, chocando con los objetos de la esconografía; a la bailarina se le deberían haber descolgado los huesos que la sujetaban ante el bochornoso "espectáculo" de ver con los ojos de la espalda y en una sala repito, totalmente inapropiada, cómo un público irrespetuoso salía sin ningún cuidado del espacio. Pero no, la una siguió con voz de tierra, una voz limpia que no chocaba contra ningún objeto y la otra descargaba sus huesos en un baile, ajena a ese "otro espectáculo" como si anidara el demonio en su médula. Pero señores, sí, el demonio iba saliendo por la puerta una y otra vez, una puerta descarada que consentía una luz igualmente descarada.
Y sí, hubo el sábado y en esa matinal hora tres propuestas artísticas: un programa de radio con voces de gente real, a través de piezas compuestas y realizadas por la actriz Marta Ruiz de Viñaspre; una coreógrafa-bailarina, Eva Simón, que intervenía en el espacio, por llamarlo de alguna manera, las voces y la música, con unos movimientos corporales de vértigo y un dj, Félix Fradejas, que creaba espacios sonoros (de nuevo, espacios, por llamarlo de alguna manera) y proponiendo imágenes de videoarte. La cualidad de inconexo y frío de estas tres propuestas, no fueron precisamente las propuestas propiamente dichas, sino todos esos otros elementos a los que aludió antaño Einstein y que por supuesto determinan un espectáculo. Lo que quiero decir, es que si el espectáculo ya se ha estrenado y representado un par de veces y con un éxito evidente, y en esta ocasión ha provocado "desbandada" como escribían aquí, es sencillamente porque otras tres propuestas hicieron mella. Sí, una triple propuesta NO artística, más bien grotescas: la propuesta de unos técnicos de sonido, de la organización o no sé quién, que se negó a colocar gradas y por supuesto, la propuesta del público, tres propuestas totalmente frías e inconexas, no lo duden. El único error del colectivo: no suspender la función, pero yo supongo que los compromisos fueron otro elemento a tener en cuenta.

1 comentario:

beatus_ille dijo...

Pues qué jaleo no?
y aguantaron bien el tipo el colectivo, no??

bss!!